La Basílica de la Merced, localizada en el centro de la capital chilena, una vez más se encontraba abarrotada de fieles.
Entre sus imponentes bóvedas y columnas se podían escuchar cantos gregorianos entonados por el coro de los Heraldos del Evangelio, mientras los fieles asistentes –uno a uno- se acercaba a adorar la cruz del Salvador.
Se trataba de la tradicional liturgia de Viernes Santo que la Iglesia celebra mundialmente todos los años.



No Comments Yet