Festividad de los santos apóstoles Felipe y Santiago Alfeo
San Felipe, apóstol mártir
Según los Evangelios, Felipe, como Pedro y Andrés, era natural de Betsaida, junto al lago de Genezaret y ocupa el quinto lugar en la relación de los doce apóstoles.
El cuarto evangelio, el Evangelio de San Juan da algunos datos más: dice que era discípulo del Bautista, que está entre los primeros llamados por Jesús y que él le presentó a Natanael (San Bartolomé). Pero además, San Juan da algunos otros datos refiriéndose al apóstol Felipe. Estos son: Jesús se dirige a Felipe en la primera multiplicación de los panes: ¿Cómo vamos a darle de comer a tanta gente? (Io. 6, 5). y algunos paganos que querían acercarse a Jesús, también se dirigieron a Felipe. (Io. 12, 21). Hay quienes apoyándose en este hecho dicen que probablemente, Felipe conocía la lengua griega. Después de la Ascensión, recibe con los otros apóstoles en Pentecostés, al Espíritu Santo. (Hechos, 2, 1). Hasta aquí lo que dicen las Escrituras sobre él, pero existen otros testimonios de la tradición, referentes a San Felipe, que no son del todo concordantes.
San Clemente de Alejandría lo identifica con el joven que pidió permiso a Jesús para ir a enterrar a su propio padre: “Otro de sus discípulos le dijo: Señor, déjame ir a sepultar a mi padre. Jesús le dijo: Sígueme y deja a los muertos sepultar a sus muertos” (Mt., 8, 21…) mientras que otros escritores antiguos lo han confundido con el diácono Felipe, del que hablan los Hechos de los Apóstoles.
Algunos escritores modernos, por el hecho de que solo el Evangelio de San Juan da algunos datos sobre San Felipe, deducen que debió morir en el Asia Menor, cerca de Éfeso, ya que parece que fue en aquel sitio donde se escribió este evangelio y donde, además, Felipe es reconocido como uno de los evangelizadores de aquella zona, pero estas deducciones contradicen a otras tradiciones más verosímiles que afirman que Felipe evangelizó Frigia.
Según las lecciones el Breviario Romano y según numerosos martirologios, él previamente había predicado el Evangelio en Scizia y en Lidia y posteriormente, se le localiza en Gerápolis (en Frigia), donde vivió sus últimos años.
Polícrates, obispo de Éfeso en la segunda mitad del siglo II, en una carta que envía al Papa Víctor, escribe: “Felipe, que fue uno de los doce apóstoles, murió en Gerápolis, como dos de sus hijas que vivieron en virginidad. Otra hija suya fue sepultada aquí, en Éfeso”. Y todos los historiadores más rigurosos afirman que el obispo Polícrates no estaba equivocado: efectivamente, San Felipe estaba casado, tenía hijos y vivió y murió en Gerápolis, en Frigia.
Esto mismo también lo afirman Teodoreto de Ciro, Nicéforo, San Jerónimo y otros escritores antiguos. Todos dicen que tuvo tres hijas: dos vírgenes y la otra probablemente casada.
Papías, obispo de Gerápolis dice que conoció a las hijas de San Felipe y afirma que allí, San Felipe realizó milagros, entre ellos, resucitar a un muerto. En la antigua necrópolis de Gerápolis existe una inscripción que hace mención a una iglesia dedicada al apóstol en recuerdo de su evangelización. Sin embargo, algunos escritores griegos alaban la perpetua virginidad de Felipe, celebrando esta fiesta el día 14 de noviembre. Evidentemente, atribuyen erróneamente a San Felipe los textos de los que antes he hablado pero que se refieren a sus hijas; las vírgenes fueron sus hijas, no el padre.
En cuanto a su muerte, San Clemente de Alejandría dice erróneamente que los apóstoles Mateo, Felipe y Tomás murieron de muerte natural. Sin embargo, el Pseudo-Hipólito en su obra “De duodecim apostolis” y la mayor parte de los documentos antiguos, afirman que Felipe fue martirizado en Gerápolis, en tiempos del emperador Domiciano, siendo crucificado con la cabeza hacia abajo, como San Pedro, cuando tenía unos ochenta y siete años de edad.
El Martirologio Romano dice el día 1 de mayo. “El nacimiento de los santos apóstoles Felipe y Santiago, de los que Felipe, después de todo sufrimiento en Scizia por la fe de Cristo, cerca de Gerápolis en Asia, fue crucificado y cubierto de piedras llegó a su glorioso final”. Según los menologios griegos, la hermana de Felipe, llamada Mariana y sus dos hijas, que vivían con él en Gerápolis, fueron sepultadas posteriormente junto a él.
Sobre el culto a San Felipe hay que decir que nada se sabe de los primeros siglos. Solo a partir del siglo VI, los libros litúrgicos latinos asignan la fiesta de los santos apóstoles Felipe y Santiago Alfeo el día 1 de mayo. En este siglo VI fue dedicada en Roma una iglesia con el título de “Dodici Santi Apostoli”.
En tiempos del Papa Pelagio I (siglo VI) las reliquias de San Felipe fueron llevadas desde Gerápolis a Constantinopla y de allí, en fecha no precisada, fueron llevadas a Roma y puestas en esta iglesia de la que antes he hecho mención dedicada a los Doce Santos Apóstoles, el día 1 de mayo, que es la fiesta de la dedicación de dicha iglesia.
Según algunos autores, las reliquias de Santiago el Menor llegaron desde Jerusalén. Otros dicen que fue también desde Constantinopla, pero ya vinieran de un sitio o del otro, fueron puestas junto con las de San Felipe en un mismo sarcófago en esta misma iglesia romana. El cráneo de San Felipe apóstol se encuentra en Omodhos (Chipre).
Todos los martirologios de la Edad Media los recuerdan en esta fecha del 1 de mayo. En el siglo XX la fiesta se trasladó al día 11 de mayo, porque Pío XII instituyó la fiesta de San José Obrero el día 1 de mayo.
A San Felipe se le representa indiferentemente como joven o como adulto, con o sin barba y con la cruz, ya que murió crucificado. En muchísimas ocasiones se representan juntos a los apóstoles Felipe y Santiago Alfeo.
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