“Y miró Dios todo lo que había hecho… y vio que era muy bueno” (Gn. 1,31)

Contemplar las maravillas de la creación no sólo es un placer para la vista, sino que es un deber para el alma, pues es por medio de las bellezas de la creación que vemos reflejado al propio creador. Incluso es Santo Tomas de Aquino quien incluye esta via pulchritudinis en una de sus famosas vías para el conocimiento de la existencia de Dios. Al mismo tiempo, Mons. Joao S. Clá Dias, fundador de los Heraldos del Evangelio, califica de maravilloterapia a la medicina de lo maravilloso, la cual restaura al hombre fruto de la contemplación de las maravillas. “Hace parte del bien vivir el aprovechamiento de todo lo que pueda ser objeto de contemplación”, afirma Mons. Joao Clá en su tesis de psicología ‘La Fidelidad a la Primera Mirada’.

Siguiendo esta saludable practica medicinal… los jóvenes misioneros desearon aprovechar una de estas terapias en el parque nacional Conguillio.

Como ápice de esta sana “terapia” de lo maravilloso fue celebrada la Santa Misa por el Padre Pablo Beorlegui ,E.P. bajo una araucaria dos veces milenar.

A continuación algunas fotos:

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